Gran premio de ciclismo en pista del vaticano

Gino Coppi haciendo de las suyas

La semana pasada nuestro querido amigo y compañero Gino Coppi intervino en el Gran premio de ciclismo en pista del vaticano. ¡Una pedorrada!. Este premio de pista se caracteriza por ser una carrera cerrada, la cual solo admite a curas y otros personajes siniestros de la curia local e internacional. Harto del opio, harto de la persecución constante, de las mentiras de la iglesia y a sabiendas de la participación de algunos pedófilos Gino decidió actuar. 

Es sabido de que Gino es un ciclista refractario por lo cual participar en esta competencia no sería tarea fácil. Primero trato de inscribirse con un nombre falso "Fidel del Orto" pero prontamente fue descubierto por un mercenario y cipayo guardia suizo. Pero esto no lo desalentó. Volvía a intentarlo esta vez con un nuevo nombre aconsejado por un compañero del Comité Revolucionario Pedalín: Ruperto de la huerta de Jesús Orden de los monjes de san Filiberto del Porongo. También se puso un bigote de tipo latino y una peluca. ¡Misión cumplida!. El primer paso estaba dado.

Un rato antes de comenzar la carrera Gino empezó a hacer de las suyas: tiró todo el dopaje de los curas y también graffiteo el vestuario con un enorme "la única iglesia que ilumina es la que arde". Los curas estaban muy asustados...y la guardia suiza que no aparecía...

Un cardenal se acercó a Gino pidiendo explicaciones y él le dio una estampita de la virgen con un test de embarazo positivo. El cardenal cayo redondo al piso

Ya no había mas tiempo: la carrera estaba por comenzar. Y Gino salió a la pista y siguió bardéandola hasta la segunda vuelta, donde una bicimoto de la guardia suiza comenzó a perseguirlo. Era hora de evadirse. Tarea fácil, eximio ciclista y además conocedor de la pista como pocos. Mientras escapaba se lo escucho gritar "No a la culpa cristiana". Mientras su compañera Sofía - disfrazada de monja - desde la tribuna mostraba sus tetas al grito de "En mi cuerpo no hay ningún vaticano que meta mano"

¡Viva Gino y Sofía!

¡Viva el ciclismo refractario!

Francesco Malatesta