Podríamos hacer una analogía con la película “El bueno, el malo y el feo”. Pero sería erróneo porque ya de entrada tenemos dos malos y feos sentados en un sofá.
Sucedió durante la década del 70 del siglo pasado donde se encontraron en la quinta presidencial de Olivos Pinochet y Perón quienes estaban muy preocupados por las hordas rojas, negras, violetas y negras, las masas trabajadoras, los sindicatos, el pisco y demás cuestiones que afectaban al mundo y en particular el quehacer América Latina.
Los militares comenzaron muy temprano su reunión y sin mucho preámbulo comenzaron a intercambiar ideas sobre cómo sofocar al movimiento trabajador pero haciendo creer a las masas que estaba todo bien y que era para mejor, como intervenir los sindicatos para que sean obsecuentes al gobierno y que además los trabajadores los aplaudan, etc.
En momento surgió el tema del anarcociclismo, el cual genero un profundo silencio, hasta que de golpe Perón exclamo “No te preocupes Augusto, tengo un plan para terminar con la chusma anarcociclista”.
Perón había recordado una idea que tuvo Evita en un burdo intento de idiotizar a lo/as ciclistas. Ver: http://refractarix.blogspot.com.ar/2014/06/peronismo_25.html también recordó que él tuvo un equipo ciclista que si bien fue un fracaso rotundo él creía que con más dinero podría resultar muy conveniente a la hora de terminar con la peste del anarcociclismo
Un fracaso a pedal: El equipo "Perón - Evita". |
El plan –según le comento Perón a Pinochet- se trataba de una intervención total y masiva de todas las agrupaciones, carreras y eventos ciclísticos por parte de ciclistas comprados los cuales deberán hacer todo el trabajo socio. Estos tendrán todos los medios necesarios: Material literario acerca del peronismo, globos amarillos, dinero, planes, banderitas, banderines, peluches y también dinero en efectivo. Pinochet estaba chocho al escuchar al primer trabajador ¡el plan era perfecto!
Y era perfecto salvo de que el anarcociclismo local sabia de su plan desde el primer momento* y tomo todos los recaudos necesarios para contra restar ese plan. Gracias a estas medidas fueron pocos los ciclistas que aceptaron los billetes de Perón y fueron condenados al ostracismo total por las masas ciclísticas. El macabro plan del General había fallado…
Días después, al enterarse pinocho del fracaso del plan cerro su puño y golpeo una mesa de la moneda. Su rabia y berrinche se escucharon por todos los salones del palacio.
*¿Cómo lo sabíamos?…pues esa es otra historia
Kommissione sulla memoria storica G. Bartali
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