“la vida es una maravilla, el problema es uno, que es un
boludo atómico…” Pai Nachus
Supongamos que unx –en tanto ser
refractarix,colectivizador internacionalista y pacifista- posee un saber, un oficio que deseó por mucho
tiempo y se esforzó por cultivar, perfeccionar. Pero pensemos que ese oficio es
de los que requieren , para desarrollarlo, el estar inserto en un sistema con
una determinada infraestructura, herramientas , materiales, etc, que sólo puede
proveer una organización legitimadora de las formas de hacer hipercapitalistas.
Pienso , por ejemplo, en investigadorxs de ciertas áreas de las ciencias, para
cuyas investigaciones (incluso en ciencia básica) necesitan de cierta
aparatología que sólo puede proporcionar una estructura empresarial industrial
como ser un laboratorio, una clínica de alta complejidad, por sólo mencionar
dos posibilidades. Estos requerimientos impiden desarrollar el metier de manera
independiente, como por ejemplo podría hacerlo unx mecánicx de bicicletas , unx
carpinterx, etc. Entonces, una vez listxs, debemos ,para poder ejercer , regirnos
según las aborrecibles leyes de demanda del también abominable “mercado
laboral”, con lo que eso implica: sometimiento a procesos de selección
demenciales –en el mas estricto sentido de la palabra, y en el menos también-
con entrevistas y exámenes en donde un jurado interdisciplinario de
psicópatas buscan nuestras flaquezas en
lo técnico, en lo cognitivo, en lo afectivo y en muchos campos mas. Si todo
sale bien y superamos la primera instancia, pues ¡felicidad! nuestro deseo está
cada vez mas cerca, pero ahora viene la fase de capacitación desquiciada: lo
que sabemos hacer , expuesto a la mirada del inspector de turno, se sigue bajo
la lupa, una lupa distorsionada, que no busca la excelencia de la realización
de un trabajo –que es una búsqueda que jamás se debe abandonar- , lo que busca
es una conducta funcional al sistema perverso. Si unx refractarix supera todas
estas instancias, entonces lo que ha logrado es , a través de un desempeño profesional
aceptable, engañar al sistema, que da por sentado que el sujeto comparte sus
mismos objetivos: el aumento infinito de la productividad para mantener o
alcanzar la hegemonía, la monopolización.
Imaginemos que el eslabón que
nuestro trabajo representa dentro de esa cadena productiva , no tiene un
impacto directamente negativo para con la sociedad y/o el planeta, pero la
empresa lo utiliza con fines espurios (típico caso de los descubrimientos
científicos), eso es fuente de conflicto ético para nosotros. Otro dilema es el
que aparece desde el vínculo humano. Lamentablemente es mayoritario el número
de empleados de las empresas como las que describimos , que creen que su
trabajo es de un aporte importantísimo para la humanidad (la globalizada, la
neoliberal). Así, el libertario , además del temple necesario para afrontar las
problemáticas propias de su oficio, debe someterse a un ambiente laboral que se
muestra incapaz de de comprender su sensibilidad, de apreciar la belleza y la
fuerza del ideario anarquista
colectivizador. Pero nadie dijo que se tratara de que las
cosas fueran tan fáciles, y los primeros en aceptar la natación en estas
fangosas aguas ,¡¡Pues somos los refractarios!!! Para quienes el principal objetivo pasa a ser
el de ser felices en contextos tan hostiles. ¡¡Y eso es posible!!! Porque la felicidad, el buen humor , la poesía
y el amor son condiciones sine qua non
para poder mirar a la humanidad a los ojos y gritar a voz en cuello: “ ¡¡soy libertario refractario!!!!”, para poder
dormir tranquilos con nuestra ácrata conciencia.
"No todos los deseos conducen a la libertad, pero la libertad es la experiencia de un deseo que se reconoce, se asume y se busca. El deseo no implica nunca la mera posesión de algo, sino la transformación de ese algo. El deseo es una demanda: la exigencia de lo eterno, ahora. La libertad no constituye el cumplimiento de ese deseo, sino el reconocimiento de su suprema importancia. Hoy, el infinito está del lado de los pobres." John Berger
Günter Marie Willkommen